
Hay tomates… y luego están los tomates de Roostiq. Si alguna vez has comido en este restaurante madrileño entre los meses cálidos, sabrás que su ensalada de tomate con AOVE y sal no es una más. Es un homenaje a la pureza del producto, una reivindicación de lo simple y lo auténtico.
Del huerto a la mesa: cultivo propio en Ávila
La clave de esta ensalada está en el control absoluto del origen. El equipo de Roostiq cultiva sus propios tomates en una finca familiar situada en Ávila, sin intermediarios. La cosecha se realiza en su punto justo de maduración, siguiendo los principios de la agricultura ecológica y biodinámica.
Solo se sirven cuando la fruta alcanza su plenitud, lo que convierte este plato en una propuesta de temporada, disponible solo unos pocos meses al año.
El tomate número 38: una variedad con historia
El tomate que hoy se sirve en Roostiq fue seleccionado tras plantar más de 100 variedades antiguas. El elegido fue el de la planta número 38, que conquistó por su equilibrio entre dulzor, acidez y textura carnosa. No busca estética, sino sabor. Y lo consigue: intenso, fragante, profundo.
Este tomate no se cultiva en invernadero, ni se comercializa de forma masiva. Cuando se acaba la temporada, desaparece de la carta. Aunque su sabor continúa en forma de conservas artesanas que la casa utiliza en pizzas y salsas todo el año.
Una receta sin artificios: solo aceite y sal
“Cuando el producto es de verdad, no hace falta nada más”, podría ser el lema de esta ensalada.
En Roostiq, el tomate se sirve en cortes gruesos, con un buen aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal marina. Nada más. Ni vinagre, ni albahaca. Minimalismo sensorial en estado puro.
Un plato que educa el paladar
En tiempos de recetas complejas, espuma y técnica, la ensalada de tomate de Roostiq reivindica el valor del origen. Comerla es casi una experiencia emocional. Jugosa, refrescante, viva. Es el lujo de lo sencillo. Y una lección para el comensal: el sabor auténtico emociona más que cualquier pirotecnia culinaria.
Roostiq y su filosofía de producto
Roostiq se ha posicionado en Madrid y Marbella como uno de los grandes referentes de producto de kilómetro cero, con pollos y huevos de su granja, verduras de su finca y cocina al fuego. Pero es esta ensalada vegetal la que ha capturado corazones, móviles y portadas de revistas.
Muchos comensales reservan con antelación solo para volver a probarla. Y esperan su regreso como quien aguarda la floración de los almendros. Porque, como el buen vino o los higos de agosto, hay cosas que solo suceden una vez al año.
¿Por qué todos hablan de los tomates de Roostiq?
- Origen controlado: sin intermediarios, de su finca en Ávila.
- Temporada limitada: disponible solo en verano.
- Variedad antigua: sabor antes que estética.
- Elaboración minimalista: solo AOVE y sal.
- Sostenibilidad y respeto: producción ecológica y biodinámica.
Un símbolo de lo que debería ser la alta cocina
Los tomates de Roostiq no solo alimentan: enseñan. Nos recuerdan que el lujo puede estar en un fruto cultivado con mimo, servido con respeto y comido con emoción.
En un mundo de fogonazos y tendencias, esta ensalada representa una resistencia elegante al artificio.
Y se ha convertido en uno de los platos más icónicos de la cocina de producto en España.