Champagne Bollinger: el símbolo espumoso de la Casa Real Británica y James Bond

Champagne Bollinger: el símbolo espumoso de la Casa Real Británica y James Bond
Bollinger es hoy la única bodega de la región de Champagne que ha logrado mantener ininterrumpidamente la distinción de Royal Warrant desde el siglo XIX.
Champagne Bollinger
Champagne Bollinger
Maria Carrasco
Martes, Octubre 28, 2025 - 15:46

Entre tiaras, grandes salones y lores, el champagne ha sido siempre la bebida predilecta de las élites. Símbolo de sofisticación, elegancia y poder, su historia se entrelaza con la de monarcas y aristócratas. La casa Bollinger ha hecho de centinela de la Casa Real Británica desde 1858, en bailes, recepciones, bodas y cualquier evento que implique un sorbo de espumoso. Desde entonces, esta maison se ha mantenido como proveedor oficial de la Casa Real Británica, apenas tres décadas después de su fundación.

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Bollinger y la corona: un vínculo real desde hace siglos

El reconocimiento oficial llegó con la reina Victoria, quien otorgó a Bollinger el prestigioso Royal Warrant, sello que distingue a los proveedores de la realeza británica. Desde entonces, cada monarca ha renovado este vínculo, y en 2024, el rey Carlos III revalidó su compromiso con la casa champañera.

Bollinger es hoy la única bodega de la región de Champagne que ha logrado mantener ininterrumpidamente esta distinción desde el siglo XIX. Una relación que trasciende el tiempo y que representa un linaje líquido entre la tradición francesa y la corona británica: un auténtico linaje de oro y burbujas.

Con este título, Bollinger se consolida, más que como una bebida, como la perfecta dimensión de la tradición, la excelencia y el vínculo con la realeza, símbolo ideal de la Casa Real y del Reino Unido en sí mismo, por pura extensión.

Del Palacio de Buckingham al MI6

Sin embargo, el servicio a Su Majestad no termina en el Palacio de Buckingham. El champán Bollinger también acompaña al más célebre servidor de la corona: James Bond.

El agente 007, creación de Ian Fleming, convirtió a Bollinger en su champán de referencia tanto en la literatura como en el cine. Su primera aparición en la gran pantalla fue en 1973, en Live and Let Die, con la intachable faceta de galán del espía, convirtiéndose en inseparable de la seducción y el lujo del personaje.

En definitiva, la historia de Bollinger une a dos iconos británicos —la Casa Real y James Bond— bajo una misma filosofía: la excelencia sin concesiones.

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