¿Están los influencers perjudicando a la gastronomía?

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Cristina Ybarra
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influencers gastrononía

Vivimos en la era del “me gusta” y del “hazlo viral”. La gastronomía no ha escapado a la lógica del algoritmo y del contenido. En este contexto, los influencers gastronómicos han ganado protagonismo, pero su rol genera un debate cada vez más candente: ¿están difundiendo cultura culinaria o banalizándola?

La dictadura del algoritmo en la gastronomía digital

Instagram, TikTok o YouTube han transformado el perfil del prescriptor gastronómico. Hoy basta con un smartphone y carisma para marcar tendencia, llenar restaurantes o viralizar platos, aunque muchas veces no haya formación culinaria detrás.

“Hoy un plato vale más por cómo luce en cámara que por su sabor real.”

Dabiz Muñoz, chef de DiverXO, lo advierte con claridad:

“En redes sociales muchas veces la cocina se convierte en un circo. Lo visual manda, y a veces eso va en contra del sabor y del alma del plato.”

Opinión sin formación: el peligro de la influencia desinformada

La crítica gastronómica ha dejado de exigir conocimiento y experiencia. Hoy, una opinión sin base, pero con millones de seguidores, puede ensalzar o hundir un restaurante.

Martín Berasategui lo resume así:

“El respeto por la cocina no puede depender de un like. No todo vale por ganar seguidores.”

Algunos influencers incluso imponen condiciones: comidas gratuitas, pagos por contenido, o amenazas si no se accede a sus demandas. Este escenario genera un ecosistema injusto, donde prima la viralidad sobre la calidad.

El auge del contenido vacío y el espectáculo visual

¿Dónde está la frontera entre divulgación y circo? Platos que explotan, postres gigantes, cócteles con fuego, baños lujosos… Lo visual eclipsa lo esencial.

“Hay mucho postureo gastronómico, pero poca reflexión sobre el sabor.”

Ferran Adrià, elBulli Foundation

Massimo Bottura, chef de Osteria Francescana, apunta en la misma línea:

“Prefiero contar historias que alimentar el algoritmo.”

Identidad culinaria vs. tendencias virales

La presión de las redes ha homogeneizado la oferta gastronómica. Cartas diseñadas para “funcionar” en Instagram desplazan a los platos con historia, territorio y profundidad. El comensal deja de ser el centro para cederle el protagonismo al feed.

Andoni Luis Aduriz – Mugaritz (País Vasco):

“El problema es cuando lo importante ya no es cocinar bien, sino cocinar para Instagram.”

Este fenómeno está homogeneizando la gastronomía: platos diseñados para feeds en lugar de paladares.

No todos los influencers son iguales

También existen creadores de contenido responsables: aquellos que divulgan con criterio, promueven la sostenibilidad o visibilizan proyectos honestos y locales. El problema no es el medio, sino cómo se usa la influencia.

Gastón Acurio – promotor de la cocina peruana:

“Las redes pueden ser una gran herramienta si se usan para educar, emocionar y acercar culturas.”

La clave está en el criterio, el rigor y la responsabilidad con la que se ejerce esa influencia.

Desafío actual: volver a la gastronomía con alma

La solución no está en apagar las cámaras, sino en encender la conciencia. La gastronomía necesita volver a contar historias, emocionar y alimentar con sentido. La viralidad no puede reemplazar el valor real de una experiencia culinaria.

Ferran Adrià – elBulli Foundation:

“Hay mucho postureo gastronómico, pero poca reflexión sobre el sabor.” “No estamos para dar espectáculo, sino para emocionar a través de la cocina.”

¿Qué opinas tú? ¿Crees que las redes sociales están enriqueciendo o empobreciendo la cultura gastronómica?

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Cristina Ybarra