

Le Chalet des Îles Boulogne, se presenta como uno de los más originales templos gastronómicos con que cuenta la capital francesa, es una de las referencias más discretas e integrantes de París, enrolado en el lago Bois de Boulogne, donde reina una hermosa casa típica helvética que está tan aislada que hay que tomar una barcaza, la Canotière, para poder llegar a él.
El resultado merece la pena, con un restaurante dentro de una auténtica joya histórica y un chalet suizo transportado a París poco a poco para la emperatriz Eugenia. Todo ello enclavado en la mayor de las dos islas del lugar, en la parte baja del lago Bois de Boulogne.

Para su reapertura, el chalet fue completamente rediseñado por el arquitecto Nicolas Laisné para armonizar y reconciliar las fachadas con la historia, utilizando abundante madera para crear un casón más ecorresponsable, que se integra con la naturaleza. En el lugar, se encuentra la combinación que ya ha hecho del chalet un éxito durante muchos años:
Una terraza con vistas al lago, un chalet donde disfrutar de una gastronomía refinada y un lugar único en París que casi da la impresión de estar en el campo.
El chef Pierre Chomet, el alma de Le Chalet des Îles Boulogne
La carta ha sido completamente renovada por el chef Pierre Chomet, quien se centra en la cocina gourmet y de temporada. Así, las recomendaciones pasan por probar los deliciosos ñoquis de calabacín y pistacho (sin olvidar el imprescindible parmesano curado), el pescado (pulpo tierno y crujiente, dorada a la plancha, bacalao) o incluso la carne (ave de corral, tartar de ternera, panceta de cerdo...), todos de origen francés. Dependiendo del plato elegido, la guarnición complementará la carne o el pescado con patatas fritas caseras, ensalada o verduras a su elección.

Repostería francesa
En el lado dulce, encontramos los clásicos de la repostería francesa con el toque del chef, como la tarta tatin de miso -excelente con su crema batida casera-, el sorbete de crema de limón, galletas y albahaca al estilo de la tarta de limón, y el baba al ron.







