La vuelta al cole también se cocina: cómo organizar la alimentación infantil en septiembre

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Redacción Excelencias Gourmet
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vuelta al cole material y comida

La vuelta al cole no solo significa mochilas nuevas y horarios que se reajustan. También implica repensar la alimentación diaria de los niños. Tras un verano de helados, comidas tardías y cierta flexibilidad, septiembre nos invita a recuperar rutinas y a redescubrir menús equilibrados que acompañen el ritmo escolar.

Preparar a los niños antes de la vuelta al cole

Los días previos al inicio de clases son clave para ajustar, poco a poco, los horarios de sueño y de comida. Si durante las vacaciones se han acostado y levantado tarde, adelanta la hora de la cena y del desayuno unos 10–15 minutos cada día hasta llegar al horario escolar. Así el cambio no resulta brusco.

En alimentación, conviene disminuir gradualmente los excesos veraniegos (refrescos, helados frecuentes, picoteos) e introducir de nuevo platos simples y nutritivos: cremas de verduras, legumbres suaves, tortillas, pescado al horno y fruta fresca. Ensaya también la merienda de media mañana con opciones prácticas: fruta cortada, yogur natural, bocadillitos de pan integral o frutos secos (si el centro los permite).

Involucra a los niños en la compra y la planificación semanal (elegir fruta, pan, lácteos, ideas de tupper). Esa participación genera adhesión y convierte la rutina en un juego compartido. Una recomendación habitual entre profesionales resume bien este enfoque:

“La mejor adaptación no ocurre el primer día de clase, sino en los días previos: pequeños ajustes diarios de sueño y comidas, más menús sencillos y predecibles que den seguridad.” 

Volver a los horarios y equilibrar los menús

Con el curso en marcha, el desayuno se vuelve decisivo: lácteo o alternativa enriquecida, fruta fresca y cereal integral (pan, avena) marcan la diferencia en energía y concentración. La merienda de media mañana evita altibajos y mejora la atención; piensa en piezas de fruta, yogur natural o un mini bocadillo integral.

Si hay comedor escolar, la regla de oro es complementar, no duplicar. ¿Tomaron pasta al mediodía? Cena de pescado con verduras. ¿Legumbres en el cole? Cena ligera: crema de calabacín o tortilla con ensalada. Así, la dieta semanal resulta armónica sin sobrecargar a los peques.

Por la noche, convierte la cena en un ritual de familia: un plato sencillo (sopa ligera, revuelto de verduras, bocadillo casero de calidad) y unos minutos de conversación. No se trata de perfección, sino de consistencia. Prioriza producto fresco, limita ultraprocesados y ajusta las raciones al hambre real. La clave es sostener hábitos agradables y realistas que puedan mantenerse durante todo el trimestre.

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Redacción Excelencias Gourmet