Tenía razón Cleopatra cuando sentía su piel hidratada y rejuvenecida después de cada baño con leche de cabra, camella o burra. Como la soberbia soberana egipcia debemos aprender a descubrir los singulares aportes curativos de los alimentos sobre esa especial parte del cuerpo, para que nada pueda afear el propósito de conquistar nuestro propio mundo
Decía un nutricionista famoso que existen tantas dietas como personas hay en el planeta, y la vida parece darle la razón. Todos los días surgen regímenes de alimentación nuevos y disímiles, que se proponen como fórmulas mágicas, mayormente para adelgazar, pero también para engordar, mejorar la figura, perder arrugas e incluso para verse más bronceado.
Cuando uno se plantea una dieta sana, quizás el arroz sea uno de los ingredientes que se incluya en el menú. Seguramente se esté en lo cierto. Sin embargo, el concepto equilibrio debe estar siempre presente. Un estudio advierte de que un elevado consumo de arroz refinado, no integral, se relaciona con un mayor riesgo de diabetes, concretamente un 11% por cada ración de 158 gramos al día.
Es responsabilidad de estos profesionales garantizar una alimentación saludable que debe proporcionar nutrientes apropiados para que la función metabólica resulte lo más eficiente posible. Para que la alimentación sea saludable debe ser adecuada o estar en correspondencia con la etapa o momento de la vida en que se encuentre la persona.
Una docena de cocineros de la provincia de Málaga han aportado sus recetas solidarias para colaborar con la Fundación Leticia Castillejo y contribuir en la lucha contra el cáncer. Para ello, se ha editado un libro en el que colaboran un total de 155 chefs de toda España, de los que en torno a 24 son andaluces y la mitad malagueños.
¿Cuánto hay de real o de mito en la existencia de una relación entre el consumo de vino y una mejoría en la expectativa de vida? ¿Puede realmente esta bebida influir de manera positiva en nuestra vida cotidiana?






















