En Oaxaca, México, sobrevive una receta única en el mundo: el caldo de piedra. Cocinado con piedras volcánicas ardientes dentro de una jícara, este plato ancestral de los Chinantecos combina historia, técnica y sabor como ningún otro.
El caldo dashi es la esencia de la cocina japonesa: fácil de preparar, profundo en umami y clave en platos como la sopa miso, udon o tamagoyaki.
El caldo de parida es una tradición culinaria con raíces en España, especialmente en Andalucía, y en América Latina, destinado a ayudar a las mujeres que acaban de dar a luz. Este plato, rico en nutrientes, simboliza el cuidado y apoyo en el proceso de recuperación postparto. Su preparación, que se ha transmitido a lo largo de generaciones, incluye carnes magras, vegetales como zanahorias y cebollas, especias y, en ocasiones, arroz o fideos. El caldo no solo proporciona hidratación y nutrientes esenciales, sino que también se cree que favorece la lactancia. Además, su elaboración suele estar acompañada de un ambiente afectuoso, lo que aporta confort emocional a la madre. Este alimento, más que un simple plato, se convierte en un símbolo de amor y solidaridad familiar, recordando la importancia de la comunidad en momentos significativos de la vida y fortaleciendo los lazos familiares a través de la tradición culinaria.
Varios nombres tiene el caldo que se prepara a base de tubérculos y carnes en una olla grande donde se hierven en agua todos los ingredientes. Sancocho, cocido, ajiaco, olla podrida, tienen en común la mezcla de ingredientes que aportan gran satisfacción y nutrientes.