
El sparkling tea (o té espumoso) es una bebida premium sin alcohol elaborada con la misma técnica que el champán: segunda fermentación en botella y un afinado proceso de carbonatación natural. Su resultado es un líquido delicadamente burbujeante, con cuerpo, acidez equilibrada y aromas que recuerdan al vino espumoso, pero sin una sola gota de alcohol.
Este concepto nació en Dinamarca hace apenas unos años, impulsado por sommeliers y chefs que buscaban una alternativa gastronómica al vino en los menús degustación. Hoy, marcas como Copenhagen Sparkling Tea Company o Saicho han elevado el té a una nueva categoría sensorial.
¿Por qué está de moda?
Porque responde a tres tendencias globales:
- La revolución 0,0, que prioriza el placer sin alcohol.
- La búsqueda de nuevos maridajes que sorprendan al comensal sin eclipsar la comida.
- El interés por los ingredientes naturales y la salud, sin renunciar al lujo.
Su versatilidad lo convierte en un comodín en la mesa: puede servirse como aperitivo, acompañar menús de cocina asiática, donde realza sabores como el jengibre, el wasabi o la soja, o incluso sustituir al vino en platos de pescados, mariscos o postres con frutas.
Aromas, textura y matices
El sparkling tea se elabora con distintas variedades de té, verde, blanco, negro o oolong, y con ingredientes botánicos que amplían su complejidad: jazmín, hibisco, bergamota, lemongrass o incluso pepino.
Su textura es sedosa y las burbujas, finas y persistentes. En boca ofrece notas florales, cítricas o tostadas, según el tipo de hoja y el tiempo de infusión. Los sommeliers lo definen como una bebida “viva”, que evoluciona en copa igual que un vino.
El maridaje perfecto para la cocina asiática (y mucho más)
Su perfil limpio y mineral lo convierte en un aliado natural de la gastronomía japonesa, tailandesa o coreana. Combina con sushi, sashimi, dim sum o currys suaves, donde equilibra el picante y potencia el umami.
Pero su magia va más allá de Oriente: también se integra con quesos cremosos, verduras asadas, pescados blancos o postres afrutados. En restauración de vanguardia, algunos chefs lo sirven incluso como base para cócteles sin alcohol o como sustituto del cava en los brindis.
¿Burbuja pasajera o revolución permanente?
El sparkling tea no es solo una moda: representa un cambio cultural en el consumo gastronómico. Cada vez más comensales buscan experiencias sensoriales completas sin necesidad de alcohol, y los restaurantes responden con creatividad y coherencia.
De la misma forma que el vino sin alcohol o la kombucha gourmet abrieron el camino, el té espumoso promete convertirse en la nueva estrella de los maridajes conscientes. Ligero, sofisticado y versátil, es la burbuja del futuro.
El sparkling tea no pretende reemplazar al vino, sino ampliar el universo del disfrute. Una bebida que demuestra que el lujo y la elegancia también pueden servirse a 0,0 grados.