Ciertamente, que al leer u oír el sugestivo nombre de arroz con pollo a La Chorrera, tal calificativo es asociado con algo que moja, está mojado o chorrea, lo cual no es del todo desacertado.
Una de las bebidas más conocidas y consumidas en el Viejo Continente es el coñac o cognac, aunque quizás muchos no sepan que su historia se remonta a una etapa tan antigua como la civilización romana, quienes pasaron a los franceses el cultivo de la vid en el siglo III de Nuestra Era.
Celebrar la vida no es un invento cubano: se hace en todas partes del mundo y desde los primeros tiempos, ya sea por una buena siembra o la conclusión de la vendimia, las bacanales y las fiestas primaverales. Lo singular de nuestra celebración en el oriente del país lo aporta una bebida muy tradicional: el aliñao...
Desde la antigüedad, los banquetes han sido una formidable ocasión para socializar en grupo mientras comemos. Por su magnitud y el despliegue de manjares, sin ningún tipo de reparo en gastos, los celebrados en Grecia y Roma son íconos de la evolución de esta modalidad gastronómica.
Varios nombres tiene el caldo que se prepara a base de tubérculos y carnes en una olla grande donde se hierven en agua todos los ingredientes. Sancocho, cocido, ajiaco, olla podrida, tienen en común la mezcla de ingredientes que aportan gran satisfacción y nutrientes.
Manjar de zares y comida de pobres en época de Cervantes, las huevas del esturión hembra antes de ser fecundadas son hoy todo un lujo al paladar. De su historia, consumo, sucedáneos y variante ecológica entérese aquí.
Los caminos que recorren El Quijote y Sancho están repletos de sabores, aromas y productos que ofrecen un inventario gastronómico de los pueblos manchegos durante la época.
Símbolo de riqueza para algunos, misterio o fertilidad y amor para otros, el pesacdo es uno de los alimentos que más se ha relacionado con la cultura y el arte, la tradición y lo popular.
Euda Morales es periodista y chef educadora. Dedicada a la investigación de las raíces culinarias de su país, Guatemala, hoy nos habla de la importancia del resguardo de las recetas de cocina.
Geo Ripley, Asesor del Ministerio de Cultura de la República Dominicana en el Departamento de Patrimonio Cultural Inmaterial, comienza su ponencia citando a una antropóloga norteamericana, Margaret Mead; quien respondió a la pregunta de sus alumnos sobre cuál consideraba el primer signo de civilización en una cultura con la siguiente reflexión.
La narrativa contemporánea ha apostado por continuar dando espacios a los asuntos de la comensalidad, en su condición de acto tanto fisiológico como social. Los antecedentes de la culinaria tradicional criolla quedan descritos con absoluto desenfado y añoranza, en su sano afán de enarbolar lo auténtico...
Las referencias a comidas y bebidas en la literatura iberoamericana datan de hace varios siglos.
Poco más de cuatro siglos de colonización hispana, unido a sucesivas migraciones, principalmente de Islas Canarias, Galicia, Asturias y Cataluña, constituyeron potenciales constructos en los procesos culturales de Cuba.
El patrimonio culinario de un país, región o localidad comprende la adición secuencial y estratificación de elementos que secularmente lo han ido conformando. Y Cuba no es una excepción.
En esta época del año, el afán por los excesos puede hacernos olvidar las esencias de por qué celebramos; o cuál resulta el actuar más indicado para la ocasión que merece ser agasajada. Si la palabra navidad tiene su origen en el latín nativitas, que significa nacimiento, bien puede asociarse a lo que viene de la tierra. Entonces, ¿cabe considerar al elemento de donde casi todo nace como principal motivo de regocijo, en tanto recordatorio de gratitud pendiente a lo que nos da la vida?
Pareciera que el helado ha estado a nuestro lado desde siempre, pero según algunas fuentes autorizadas como la International Dayri Foods Association, sus orígenes se remontan al siglo II de nuestra era. Aunque no se sabe con certeza el nombre de su inventor, se conoce que personajes tan importantes en la historia como lo fue Alejandro Magno o el sibarita Nerón, disfrutaba de preparaciones elaboradas con hielo o nieve a las que se le agregaban miel o néctares, incluyendo frutas o sus jugos. El hielo y la nieve estaban ahí, solo faltaba la creatividad humana para ponerle sabor.



























